La crisis política y su sombra sobre el crecimiento económico del Perú
La reciente ola de inestabilidad política en el Perú culminada con la destitución de Dina Boluarte y la juramentación de José Jerí como presidente interion no es un episodio aislado: es otro eslabón en una cadena de traspies institucionales que erosiona confianza, inversión y en última instancia, el crecimiento económico. Los efectos no son solamente discursivos: se traducen en decisiones concretas de política macroeconómica, reacciones del sector privado y cambios en la conducta de los mercados.
1) Menor inversión y mayor incertidumbre: el golpe directo al crecimiento
La inversión privada es especialmente sensible a la incertidumbre política. Cuando la alternancia institucional se percibe como errática o el Ejecutivo está acéfalo ante problemas de seguridad y gobernabilidad, las empresas aplazan proyectos de expansión, congelan contrataciones y reduce su apetito por el riesgo. El resultado esperado: un menor aporte de la inversión al PBI en el corto plazo y una recuperación más débil del empleo formal. Organismos multilaterales y análisis recientes ya documentan que la desaceleración del crecimiento en 2025 tiene componente estructural agravado por la incertidumbre política.
2) El BCRP y la “flotación sucia”: amortiguador, pero con límites
Ante episodios de turbulencia, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) actúa en el mercado cambiario para evitar movimientos abruptos del sol. Esa práctica, la llamada “flotación sucia”, consiste en intervenir puntualmente vendiendo o comprando dólares para suavizar picos especulativos y dar tiempo a la economía para ajustarse. En una crisis política, estas intervenciones moderan la depreciación y ayudan a contener presiones inflacionarias importadas; sin embargo, no son una panacea: las reservas son finitas y la intervención puede ser insuficiente si la incertidumbre persiste o si se producen salidas masivas de capital. Además, la flotación sucia puede crear la percepción de que el tipo de cambio está “protegido”, lo que a veces posterga ajustes que la economía requiere.
En resumen, el BCRP reduce volatilidad y compra tiempo, pero no sustituye a la estabilidad política ni a una hoja de ruta creíble para la recuperación económica.
3) El MEF: entre mensajes de calma y la necesidad de gobernabilidad fiscal
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) suele emitir señales destinadas a sostener la confianza: proyecciones de crecimiento, énfasis en el cumplimiento de la regla fiscal y anuncios de inversión pública o viabilización de proyectos. En contextos de crisis, el MEF cumple dos papeles simultáneos y a veces contradictorios: tranquilizar a los mercados con cifras y compromisos fiscales, y al mismo tiempo adaptar la política para sostener actividad (por ejemplo, acelerar ejecución de proyectos o medidas para sostener el empleo). Eso puede limitar la capacidad de respuesta si el Gobierno carece de legitimidad o si el Congreso presiona por medidas fiscalmente riesgosas. En 2025 el MEF ha mantenido proyecciones de crecimiento positivas, pero admite riesgos por la inseguridad y la incertidumbre política.
4) ¿Cómo se comportan las empresas? prudencia, ajuste y búsqueda de refugio
Las empresas reaccionan de varias maneras complementarias. Retrasan inversión en proyectos de largo plazo (minería, infraestructura) hasta que se aclare el marco regulatorio y político. Ajustan operaciones mediante control más estricto de costos, preservación de liquidez y mayor uso de coberturas cambiarias cuando es posible. Buscan diversificar mercados e invertir en activos menos expuestos al riesgo político, o reubican temporalmente decisiones de expansión. También mantienen diálogo con el Estado y gremios para presionar por incentivos, seguridad o agilización de permisos para preservar proyectos.
Estas reacciones agravan la caída de demanda agregada y la creación de empleo, especialmente en sectores intensivos en capital o con largos horizontes de recuperación. Informes y declaraciones de gremios empresariales regionales han expresado preocupación por cierres temporales de comercios y pérdida de confianza.
5) Riesgos y palancas: qué convendría hacer. Desde la óptica económica, la salida es clara aunque políticamente difícil:
- Restablecer gobernabilidad y reglas claras. Sin señales creíbles de estabilidad las decisiones de inversión no volverán con rapidez.
- Comunicación coherente entre BCRP y MEF. Coordinar mensajes y acciones es vital para evitar señales contradictorias, por ejemplo, simultánea expansión fiscal desordenada y ruidos sobre reservas.
- Protección de la inversión productiva y paliativos focalizados. Priorizar inversión pública rentable que impulse empleo y encadene con la privada.
Reformas institucionales a mediano plazo. Mejorar marcos de contratación pública, seguridad ciudadana y predictibilidad regulatoria para reconstruir confianza.
Escrito por: Econ. Velasquez Prudencio Gabriel Gerson - Estudiante de Maestria en Gestion Publica - UNASAM




